Capítulo 13
Al ver que Braulio estaba a punto de tirar la grabadora a la basura, Ramón se adelantó de inmediato.
-¡Espera! Quiero escuchar qué fue lo que grabaron.
Las palabras de la familia Gómez le hicieron ruido.
Alejandra había puesto esa grabadora en una caja de regalo, en un lugar tan llamativo… tenía que tener algún propósito.
-¿Qué quieres escuchar? Capaz y son puras maldiciones contra nosotros. Es de mala suerte, mejor tírala de una vez. —dijo Pilar, levantándose de golpe para sacar la cinta de la grabadora.
Estaba claramente nerviosa, algo totalmente inusual en ella.
Su reacción fue tan impulsiva que no se parecía en nada a la Pilar de siempre, la tranquila y
serena.
—¡Ni lo intentes!
-Ramón no iba a dejarla salirse con la suya.
Dio un paso y la detuvo.
En medio del forcejeo, él logró presionar el botón de reproducción.
Tras un breve zumbido, una voz altanera comenzó a sonar.
-Alejandra Gómez, arrodíllate y suplícame.
-Puedo convencer a papá de que te perdone, ¿sabes?
La voz que salía de la grabadora era la de Pilar, pero su tono no tenía nada de sumiso; al contrario, estaba llena de arrogancia y crueldad.
-Me da muchísima curiosidad… ¿cómo es que no te has muerto todavía? ¿De verdad te parece divertido seguir arrastrándote como un perro? Jejeje…
-Cuando te mueras, voy a mandar a tu papá contigo para que por fin puedan reunirse allá abajo. Para entonces, todo lo que era de tu familia va a ser mío. Cuidaré muy bien de tu hermanito… y de tu noviecito también. ¿Sabes? Confían tanto en mí que haga lo que haga, me creen todo lo que digo.
-Y tu papá… ese viejo es el más fácil de manipular. Con decirle un par de frases bonitas, ya me trata como una reina. ¡Es el más ingenuo de tu familia! Sabe que tu hermano no me traga, pero aun así fue él quien me ayudó a armar el plan. ¡Él fue quien le hizo creer que yo le salvé la vida
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con una transfusión de sangre! Jajajaja, ¡me muero! ¿Cómo puede existir gente tan estúpida en el mundo?
-Bueno, tu hermanito me está llamando. Cuando termine la fiesta de graduación, volveré a jugar contigo. Pero esta vez… ni al ático vas a poder subir, vas a tener que esconderte en el sótano, como una rata de alcantarilla. Jejeje…
”
Cuando la grabación se cortó de golpe, el silencio se apoderó por completo de la sala.
Mauricio estaba helado, con el cuerpo temblando y la mirada fija en Pilar, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.
Braulio, por su parte, se puso rojo de ira.
Jamás se le había cruzado por la mente que, después de todo lo que había hecho por Pilar renunciar hasta a su propia hija, llevarla legalmente al registro civil y adoptarla como una Gómez-, ella fuera capaz de estar tramando su muerte solo para quedarse con todos los bienes de la familia.
Incluso Ramón estaba en shock.
Jamás imaginó que esa grabadora escondería palabras tan espeluznantes.
Si no fuera por esa prueba, por mucho que Alejandra tratara de explicar la situación, nadie les habría creído que esas amenazas salieron de la boca de Pilar.
‘Entonces… ¿todo esto era lo que ella había tenido que aguantar todo este tiempo?‘
Esa idea le apretó el corazón.
Sintió cómo la garganta se le cerraba de la angustia y el estómago le daba vueltas.
–
Se tapó la boca para contener las arcadas, pero las lágrimas comenzaron a brotar sin control, – Don Gómez, ¡yo… déjeme explicarle! No fue así, ¡de verdad! ¡Nada de lo que se escucha en esa grabación lo dije yo! Fue Alejandra, ella lo montó todo para incriminarme, ¡es una trampa! – Pilar intentaba explicarse desesperadamente.
Pero el sudor frío bajándole por la frente, su mirada errática y los nervios evidentes la delataban por completo.
-¿Todavía tienes el descaro de seguir mintiendo, maldita? —rugió Braulio, incapaz de
contenerse.
―
Estalló como un volcán. Corrió hacia ella y, sin darle tiempo de reaccionar, la tumbó al suelo. Sus puños comenzaron a caerle en la cara sin piedad, como una lluvia de furia acumulada.
